cochecito,que se le había olvidado coger y que por su discapacidad no podía cogerlo...me senté dentro del coche,le cogí el móvil y se lo entregue.El hombre me agradeció y seguí con mi vida...Al hacerlo o sea al ayudaral pobre hombre no cabía en mi de lo bien que me sentía en ese momento por haber echo la buena acción del día aunque mas tarde al pensar en lo sucedido me entro una sensasión que no se bien como explicar...
Esta muy bien ayudar a quien lo necesita,pero al hacerlo en quien pensamos?en nosotros?en ellos?
Nosotros nos sentimos muy bien por la buena acción,pero por algún momento hemos parado a pensar en esa pobre gente?en lo que siente?sera que no les importa tener que pedir ayuda y menos a un desconocido?
Por un momento me he puesto en su lugar...por un momento lo he echo y no se que pensar...
Empiezo a pensar y...es como si existiese un abismo entre eses dos mundos tan cercanos y a la vez tan distintos y complejos...es como si por veces no supieras al cierto como actuar con estas personas por miedo a eso a herirlos a hacerles daño insinuando que de una forma o otra no son capaces...cuando en mi entender lo son tanto como nosotros y/o mas...
Muy buena pregunta amiga.
ResponderEliminarYo no sere capaz de responderla, pero si soy de la opinión de que hemos de ayudar al prójimo en todo lo que podamos.
Y sin duda, comparto contigo que la capacidad de la persona no esta en lo físico.
Un fuerte Abrazo, Maribel.
Yo creo pq conozco más de un incapacitado, que para ellos es natural pedir ayuda, no se sienten de menos porque están por encima de su incapacidad y el orgullo no cabe en sus vidas, se sienten muy agradecidos al encontrarse con gente que además de ayudarles, les dedica una sonrisa cargada de afecto.
ResponderEliminarVega no te sientas para nada mal, hiciste lo correcto y en ningún momento el discapacitado se sentiría menospreciado en tu acción, tu indiferencia le hubiera hecho mucho daño, seguro.Un abrazo. EL CANELA.
ResponderEliminarHola Vega, te haces una pregunta que vale un tesoro. Esa persona ha sabido desarrollar a lo largo de los años y por su propia limitación la humildad suficiente para pedir a un desconocido un favor, pero tu con tu reflexión has engrandecido y purificado la acción realizada.
ResponderEliminarCuando somos conscientes de nuestros actos y purificamos la intención de los mismos, crecemos en madurez y perfección. ¡Enhorabuena por ello!, hay personas que nunca llegarán a ahondar en el valor de las acciones y mucho menos en la pureza de las mismas.
Ah!, y todos debemos aprender de las personas con minusvalía: de su fuerza interior, de su decisión por la superación, de su humildad ante su limitación, y sobre todo de la amabilidad que reparten. Ellos tienen su limitación y sin embargo somos nosotros los que nos sentimos incómodos, ¿ qué enigma, no?
Gracias por hacernos partícipes de tan bella reflexión.